Ángels Domingo Roget (coord.)
Narcea, Madrid, 2020
Este libro reúne a investigadoras de México, España y Chile que han vertido su experiencia investigativa y docente con la finalidad de tratar de eliminar las barreras que la tradición académica ha construido lentamente, entre dos actividades que en realidad son inseparables: la docencia y la investigación.
El libro plantea la urgente necesidad de aproximar la investigación educativa a la problemática real de las aulas y para ello propone que sea el mismo docente investigador quien actúe a modo de puente que facilita el camino y acorta la distancia entre enseñar e investigar.
A partir del pensamiento de Donald Schön, quien considera al docente como un investigador en contexto práctico, este libro invita a avanzar en la consolidación de una nueva cultura docente basada en la indagación y en la investigación en el aula y fuera de ella como medio para la mejora permanente de la práctica profesional y para la formación de investigadores. Por ejemplo, en el artículo “De la reflexión sobre el objeto de estudio a la reflexión sobre la práctica de la investigación”, de Sara Elvira Galbán Lozano, se considera que la reflexión que de manera natural requiere el investigador para configurar su objeto de estudio es distinta de la que lo convierte en un practicante reflexivo, pues para lograr esto se requiere de la sistematización del proceso de reflexión en cuanto al quehacer investigativo. Considerando que el objeto de la práctica reflexiva es la experiencia profesional contextualizada, es que se puede hacer referencia a un investigador practicante reflexivo pues aun cuando éste tiene una profesión en un campo del saber específico (ingeniería, enfermería, sociología, pedagogía) su quehacer se ha decantado por el trabajo investigativo como actividad habitual en la que se ha especializado y, por tanto, ésta puede ser materia de práctica reflexiva.
Muy importante también para la educación superior es el capítulo “El investigador en el aula universitaria como practicante reflexivo”, de Claudia Fabiola Ortega Barba, pues cuando se habla del investigador en el aula vienen a la mente tres ideas: la primera es la del profesor que investiga sobre su práctica, la segunda es la del investigador que es profesor de investigación y la tercera es la del investigador que a la par desempeña el rol de profesor. Aquí se hace referencia a la tercera y para ello se busca mostrar cómo el practicante reflexivo debe serlo en sus distintos roles profesionales, en este caso el de investigador y el de profesor. Es así que se parte de la pregunta: ¿cómo ser practicante reflexivo tanto en la dimensión investigativa como en la dimensión docente? Esta interrogante tensiona los procesos de investigar y de enseñar.
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