Los autores nos ofrecen un reporte que muestra la desconcentración de los integrantes del Sistema Nacional de Investigadores1 —anteriormente ubicados de forma predominante en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México—, que muestra cómo en las diversas regiones del país hay una participación cada vez mayor en trabajos de investigación científica y tecnológica original y de calidad.
Los investigadores nacionales son los pertenecientes al Sistema Nacional de Investigadores (SNI), creado por acuerdo presidencial publicado en el Diario Oficial de la Federación el 26 de julio de 1984 para reconocer la labor de las personas dedicadas a producir conocimiento científico y tecnología. El reconocimiento se otorga a través de la evaluación por pares y consiste en otorgar el nombramiento de investigador nacional. El SNI clasifica a sus integrantes por distinciones o por niveles: candidato, investigador nacional (con tres niveles) e investigador nacional emérito. Estas distinciones se obtienen según la calidad de la producción científica de los investigadores.
Es importante señalar que el SNI funciona como un complemento al sueldo del investigador, desde que fue instaurado como una vía de apoyo para resolver la caída de los sueldos de los profesores de tiempo completo en la década de los ochenta del siglo XX. En la actualidad, debido a los precarios sueldos de los profesores de instituciones públicas y privadas, sigue cumpliendo dicha función de apoyo económico para realizar actividades docentes y de investigación. El nombramiento de investigador nacional tiene un carácter temporal, sujeto a la evaluación de pares cada determinado periodo.
El SNI cumple este año 35 años y agrupa a sus integrantes en siete grandes áreas del saber:
1. Físico-matemáticas y ciencias de la Tierra
2. Biología y química
3. Medicina y ciencias de la salud
4. Humanidades y ciencias de la conducta
5. Ciencias sociales
6. Biotecnología y ciencias agropecuarias
7. Ingeniería
La presente indagación se enfoca en el área 5 (ciencias sociales), que concentra a los investigadores que se abocan al estudio de administración, ciencia política y administración pública, comunicación, contabilidad, demografía, derecho y jurisprudencia, economía, geografía humana, sociología y prospectiva en sus vertientes básica y aplicada, generando nuevos conocimientos e incluyendo la creación de tecnología. Específicamente contesta a la pregunta: “¿Cómo ha variado en el tiempo la composición de esta área del conocimiento por región geográfica?”
Este trabajo tiene como punto de partida 2002, año en el que se reestructura la Ley de Ciencia y Tecnología y por las bases de datos más completas que pudieron recabar los autores. Para llevar a cabo el análisis territorial de este trabajo, se utiliza la regionalización de la República mexicana propuesta por la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) que divide a las universidades y a las instituciones de educación superior en seis regiones:
- Noroeste: Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Sinaloa y Sonora.
- Noreste: Coahuila, Durango, Nuevo León, San Luis Potosí, Tamaulipas y Zacatecas.
- Centro Occidente: Aguascalientes, Colima, Guanajuato, Jalisco, Michoacán y Nayarit.
- Metropolitana: Ciudad de México y Estado de México conurbado y no conurbado (para evitar doble conteo, pues parte del Estado de México está en clasificación de ANUIES en Región Centro Sur).
- Centro Sur: Guerrero, Hidalgo, Morelos, Puebla, Querétaro y Tlaxcala.
- Sureste: Campeche, Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán.
Se eligió analizar periodos de cuatro años, debido a que estos lapsos permiten tener una idea del impacto que las políticas públicas para el campo científico y tecnológico tuvieron en el desarrollo de la profesión académica de los investigadores adscritos al área de las ciencias sociales.
La Región Metropolitana pasó de concentrar a un poco más de dos terceras partes de los miembros del área en 2012 (65%) a 45% en 2018. Las demás regiones incrementaron su proporción de manera notable, sobre todo la Región Noroeste y la Región Sureste en las que, en ambos casos, se duplica su participación. Esto se refleja en que su crecimiento relativo es mayor (en las dos supera el 600%), pero las demás, excepto la Región Metropolitana, rondan crecimientos relativos aproximados a 500%. No es de extrañar este comportamiento, pues los números iniciales eran muy bajos en las otras regiones, en comparación con la Región Metropolitana: si sumamos la cantidad inicial (2002) de todas ellas tenemos 380 miembros, cuando en ese momento la Región Metropolitana tenía 699. Y, por lo tanto, la Región Metropolitana, que es la que menos crece con respecto a sí misma, al aportar 1,285 integrantes más al conjunto, es responsable de 38% —el mayor porcentaje— del crecimiento total.
La tabla muestra que ha existido un cambio en la concentración de los investigadores adscritos al sistema en los 10 años que abarca este estudio, donde se observa que la Región Metropolitana, con 1,984 investigadores, es menor a la suma de las otras regiones, que reporta la existencia de 2,456 investigadores. Al final, la periferia agregada supera, con creces, a la metrópoli.
Crecimiento diferenciado de las mujeres investigadoras
Si se fija la mirada en las mujeres investigadoras en las seis regiones del país, durante el mismo periodo, se concluye que la brecha ha disminuido, pues en 2002 las mujeres representaban 33.6% del total de investigadores, y en 2018, el 39.8% . No obstante, este crecimiento no se dio por igual en todas las regiones del país, lo que hace suponer que las investigadoras encontraron “oportunidades” diferenciadas en la geografía nacional.
¿En cuáles se presentó el mayor incremento proporcional? La Región Noroeste fue la que tuvo la mayor feminización en este lapso de tiempo, pues pasó de 26.7 a 42.1% (15.4 puntos porcentuales más), seguida de la Región Sureste con un crecimiento de 12.3 unidades porcentuales de participación femenina. En contraste, donde fue menor la proporción de incremento de investigadoras fueron la Región Metropolitana y la Región Centro Occidente, con incrementos porcentuales de 4.4 y 5%, respectivamente.
Resulta lógico que la más alta proporción se halle en los niveles de candidato y 1, puesto que en cada uno de los casos hay un fuerte caudal de nuevo ingreso. No es menor que ya todas las regiones cuenten con personas ubicadas en el nivel 3. La desconcentración, vista por regiones, en realidad es un hecho, pero con una lógica de segmentación imposible de evitar, salvo que hubiese políticas afirmativas (si fuese el caso y tuviera sentido) para revertir una larga historia de concentración en la Región Metropolitana
Saldo de este ejercicio
Con las limitaciones propias de todo esfuerzo de investigación, y con cierta restricción de la información disponible, podemos responder, de manera afirmativa, que la desconcentración de los miembros del SNI del área 5 es un hecho.
En 2002 había un alto grado de concentración de integrantes del SNI en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México que se redujo en 2018, mientras que la participación de académicos ubicados en otras regiones aumentó. Hablamos, pues, de una desconcentración de investigadores nacionales y no de una descentralización (porque en ese caso se implicaría traslado de integrantes del SNI a otras regiones geográficas).
Ya sea por regiones y por niveles, la antigua centralidad de la Región Metropolitana va en descenso. Con respecto a las mujeres, es menester preguntarse si la concentración de investigadoras en ciertas regiones del país atiende a sesgos producidos por la desigualdad de oportunidades para el sexo femenino. Y, de ser así, ¿a qué razones atiende? Esto abre paso a una segunda investigación.
Para saber más
- ANUIES (2018), “Anuarios Estadísticos de Educación Superior”, en http://www.anuies.mx/informacion-y-servicios/informacion-estadistica-de-educacion- superior/anuario-estadistico-de-educacion-superior.
- COMECSO-FCCYT (2016), en Cristiana Puga y Óscar Contreras (coords.), Informe sobre las ciencias sociales en México, México, Foro Consultivo Científico y Tecnológico, en http://foroconsultivo.org.mx/libroseditados/Ciencias sociales mexico COMECSO-2016.pdf.
- Sistema Nacional de Investigadores, en https://www.conacyt.gob.mx/index.php/el-conacyt/sistema-nacional-de-investigadores.
- “Glosario de términos para la evaluación”, en https://www.conacyt.gob.mx/images/sni/glosario_de_terminos_basicos_y_recomendaciones_sni.pdf
- Gil Antón, Manuel y Leobardo Eduardo Contreras-Gómez (2017), “El Sistema Nacional de Investigadores: ¿espejo y modelo?”, Revista de la Educación Superior, 46(184), pp. 1-19, en https://doi. org/10.1016/j.resu.2017.12.004.
[1] Del artículo original de L. M. Contreras-Gómez, J. Olivares-Vázquez, G. Palacios-Núñez, R. Marmolejo Leyva, C. González Brambila, M. Pérez Angón y M. E. Gil Antón, “Desconcentración del Sistema Nacional de Investigadores (SNI): geografía y estratificación. El caso de las ciencias sociales (2002-2018)”, Revista de la Educación Superior, 27 de marzo de 2020.
* Centro de Estudios Sociológicos, El Colegio de México.
** Doctorado Transdisciplinario en Desarrollo Científico y Tecnológico para la Sociedad, Centro de Investigación y Estudios Avanzados.
*** Departamento Académico de Administración, Instituto Tecnológico Autónomo de México.
**** Departamento de Física, Centro de Investigación y Estudios Avanzados.
Deja una respuesta