En noviembre de 2018, Alfonso Cepeda Salas asumió la máxima representación del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), organismo que agremia a cerca de dos millones cuatrocientos mil docentes en activo y jubilados. La entrada del nuevo gobierno y un proceso de reformas constitucionales y legales dieron un giro al sistema educativo que había quedado consolidado en la administración anterior. Ésta ha representado nuevos desafíos para el mundo de la educación. Sobre ello nos habla en esta entrevista el secretario general del SNTE.
¿Cuáles considera usted que son los principales desafíos de la educación en México?
Los desafíos del país son los retos de la educación. El sistema educativo no es una isla. Un salón de clases es lo más parecido a la sociedad. La escuela refleja los diversos Méxicos. A los maestros nos duele la pobreza y la desigualdad de nuestros alumnos, de las escuelas, de las comunidades y de los barrios… Es en esas realidades donde se reafirma nuestra determinación de apoyar las políticas públicas orientadas al bienestar de la población marginada y en condiciones de vulnerabilidad.
¿Adaptar, por ejemplo, prácticas exitosas de otros países?
Con frecuencia se compara a los países por los resultados obtenidos a partir de instrumentos estandarizados. Se ignoran los contextos, los procesos y las condiciones de los sistemas educativos. A México se le compara con Finlandia, repito, a partir de resultados de pruebas internacionales. Sin embargo, las condiciones son distintas. Comenzando por la cantidad de alumnos. En nuestra nación son más de 35 millones inscritos en el sistema educativo nacional, que requieren infraestructura, equipo, salud, seguridad y alimentación para dar buenos resultados en las aulas. Y no sólo son los alumnos: el Estado también tiene responsabilidad en la formación, la actualización, el desarrollo profesional y la seguridad social de más de un millón y medio de maestros.
¿Qué despertó en usted su vocación como maestro y como sindicalista?
Soy maestro de formación y por vocación. Con mi padre, un maestro rural, descubrí el amor por la profesión y el respeto por la actividad sindical. Cuando era niño lo acompañaba a realizar sus trámites. Él me explicaba la importancia de tener un sindicato que lo respaldara. En cuanto comencé a dar clases me di cuenta de que hacía falta mejorar las condiciones en las que los maestros nos desempeñamos, ya que en la medida en que tuviéramos certeza laboral, podríamos dedicar más y mejor tiempo a nuestro trabajo en las aulas y a prepararnos. Fue así que decidí integrarme a la lucha sindical.
¿Cómo describiría su trayectoria en la estructura sindical?
Fui avanzando en la representación, hasta ser secretario general de mi sección (la 38, en mi natal Coahuila). Después me integré al comité ejecutivo nacional. Luego de un trabajo de años, fui electo para el cargo más anhelado por un sindicalista: secretario general, oportunidad que no voy a desaprovechar para concretar los proyectos que he vislumbrado: ante todo, volver al origen de las causas fundacionales del SNTE, para seguir mejorando las condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores de la educación.
Su periodo al frente del SNTE coincide con el del presidente Andrés Manuel López Obrador. ¿Cómo vive usted esto?
Fui electo secretario en febrero de 2017, antes de que él comenzara a gobernar nuestro país. Posteriormente, en noviembre de 2018, el consejo nacional me encomendó la responsabilidad de dirigir el gremio. Ya era secretario general y, a partir de esa fecha, asumí responsabilidades adicionales a las que ya venía desempeñando. Justo en ese tiempo inició su mandato el presidente López Obrador. Puesto que él se ha manifestado a favor de los maestros, de la clase trabajadora y del respeto a la autonomía sindical, veo esta coincidencia con optimismo. En las reuniones que he tenido con él se ha comprometido a mejorar la educación y las escuelas públicas, así como las escuelas normales. A darles prioridad. Aunado a esto, a reconocer el derecho a la profesionalización de maestras y maestros. También, a mantener su seguridad social y su certeza laboral. Ha expresado que la educación es la base de la Cuarta Transformación. Que la educación pública contribuya al bienestar de México. Es la revalorización a la que aspiramos los maestros. Ésta es la posición que defiende el SNTE.
En mayo, el presidente de México dio una respuesta al magisterio, como resultado de las negociaciones entre la SEP y el SNTE. ¿Qué ganaron los maestros con esa respuesta?
Tras dos meses de intensas negociaciones, el SNTE consiguió beneficios salariales y en prestaciones por encima de la inflación. Hay que reconocer que hubo voluntad de las autoridades en el contexto de la política de austeridad del nuevo gobierno. Además del incremento salarial, destaca la basificación de más de 130,000 maestros que durante muchos años han presentado servicios con nombramientos temporales. La basificación fue una de las principales exigencias que nos hicieron saber los maestros a través de una inédita consulta aplicada por el SNTE para conformar el pliego nacional de demandas con la participación de todos. El programa se está llevando a cabo en todos los niveles educativos, pues se trata de que las y los trabajadores de la educación tengan certeza laboral y seguridad social, sin excepción.
¿Éstos fueron todos los beneficios?
También logramos que se destinara presupuesto del rubro de infraestructura educativa a la construcción y el equipamiento de los centros de desarrollo infantil, los CENDI. De ese modo se empieza a consolidar lo que nosotros planteamos ya como un nivel educativo que debe ser obligatorio: educación inicial. También hay que mencionar la recuperación de la carrera magisterial para quienes tuvieron que renunciar a ella por cambio o permuta, la creación de categorías de supervisor y de jefe de zona para preescolar indígena, la reactivación del programa especial de financiamiento a la vivienda para el magisterio, el derecho a la formación, la capacitación y la actualización docente, así como mayores apoyos a los profesores de la educación indígena y de zonas rurales.
Explíquenos en qué consistieron las consultas sobre el pliego nacional de demandas y el de seguridad social.
En esta nueva etapa que vive el SNTE estamos decididos a profundizar los procesos democráticos. Que las decisiones se tomen con el acuerdo de las bases, vaya. Así, mediante una consulta nacional, recogimos las demandas de todos para integrar el pliego que se presentó a la SEP. En esa consulta recibimos 1,100,000 encuestas, en las que destacan las peticiones de mejora salarial, apoyo didáctico, basificación, actualización, desarrollo profesional y capacitación. Por otra parte, también por vez primera, realizamos una consulta entre los agremiados para conocer sus exigencias en materia de seguridad social. A través de un 1,100,000 encuestas las y los trabajadores de la educación señalaron, entre sus principales preocupaciones, el abasto de medicamentos y la atención médica oportuna. Ese pliego lo entregamos directamente al director del ISSSTE y se formaron grupos de trabajo para dar respuesta positiva a los compañeros.
¿Qué responsabilidad tienen los maestros ante el cambio de régimen que encabeza el presidente López Obrador?
La misma de siempre. Nuestro compromiso es con los estudiantes, los padres, las madres de familia y el país. Tenemos la misión de formar a los futuros ciudadanos por medio de valores como el amor a la patria, el respeto a los demás, el servicio a la comunidad, la honradez y la justicia, para forjar juntos un país más próspero. Por lo que respecta al presidente, él es un hombre de palabra. Les ha cumplido a los maestros. Compartimos un proyecto común que busca, entre otras cosas, revalorizar el papel de los educadores, mejorar las condiciones laborales del magisterio, defender la educación pública, laica y gratuita y fortalecer a las escuelas normales. Nosotros seguiremos aportando nuestro mejor esfuerzo, porque estamos convencidos de que la base de la Cuarta Transformación es la educación.
¿Cuál es la posición del SNTE ante la reforma constitucional educativa impulsada por el presidente y la legislación secundaria derivada de ella?
Nosotros asumimos como responsabilidad y derecho opinar sobre nuestra materia de trabajo. Lo hemos hecho siempre, aunque algunos actores se molesten enarbolando banderas de redentores de la calidad de la educación, cuando su auténtica razón es la mercantilización de la educación.
Los maestros somos actores fundamentales para esa trasformación. Somos un factor de cambio. Nuestra obligación es aportar los conocimientos que hemos adquirido para que la transformación llegue a buen puerto.
Hemos aportado al nuevo acuerdo educativo de distintas maneras. Por ejemplo, con la amplia participación que tuvimos en los foros de consulta educativa, convocados durante el periodo de transición del gobierno. Casi 90% de los asistentes y de las propuestas fueron de maestros del SNTE. Puedo afirmar, sin faltar a la verdad, que le dimos contenido al nuevo acuerdo nacional para la educación. Contribuimos, también, a las reformas de los artículos 3°, 31 y 73 constitucionales. El SNTE impulsó en el Senado la iniciativa para que se reconociera la obligatoriedad de la educación inicial y de la educación superior; para que se incorporara a la Ley General de Educación la educación inclusiva y el fortalecimiento de las escuelas normales, por mencionar algunos temas. No nos gusta la estridencia. Apreciamos avanzar en nuestras metas que nunca hemos ocultado: defender con la misma fuerza el derecho de niñas, niños, adolescentes y jóvenes a la educación pública y los derechos de los trabajadores de la educación.
¿Qué papel desempeña la CNTE en este proyecto?
La Coordinadora —la CNTE con “C”— es parte del SNTE. Es una expresión minoritaria de nuestro sindicato que ha decidido su propia estrategia de lucha, que no compartimos, puesto que la mayoría de quienes conformamos el SNTE nos conducimos por vías institucionales para solucionar nuestras demandas. En el sindicato valoramos y ejercemos el diálogo, la negociación y los acuerdos, sin chantajes, ni secuestro del tiempo de las niñas, los niños y los jóvenes. Nunca hemos renunciado a nuestro derecho de manifestarnos para exigir nuestros derechos. Sin embargo, es el último recurso que utilizamos y siempre anteponiendo el derecho a la educación de nuestros alumnos.
Hay quienes afirman que las concesiones que se dieron a los maestros acabarán perjudicando a los alumnos. Que al preferir la permanencia en las plazas laborales sobre la continua superación que se exige a un maestro no se privilegió el interés superior de la niñez y de la juventud, como lo dijo la Suprema Corte cuando revisó este tema. ¿Está de acuerdo con esta crítica?
Los detractores de la escuela pública de ayer son los mismos de hoy, con diferente careta. Son ellos a los que tanto incomoda que defendamos el derecho a la educación pública y el derecho a la sindicalización, porque somos el mayor dique a sus negocios en la educación. En el SNTE no buscamos privilegios ni concesiones; exigimos lo que en derecho nos corresponde. Como nadie, defendemos el interés superior de la niñez y de la juventud. Por eso, a pesar de las insuficiencias de la SEP para responder a nuestro derecho a la actualización, invertimos de nuestro salario y de nuestras cuotas sindicales en la formación continua por convicción y por ética profesional. Aquellos que le apuestan a que se siga destinado presupuesto a la industria de la evaluación son los que hicieron negocio descalificando al magisterio. Nosotros apostamos por la preparación continua, para ofrecer a nuestros alumnos mejores desempeños. Esto no está reñido con nuestros derechos ni con la certeza laboral.
Alfonso Cepeda Salas se graduó como profesor de educación primaria en la Benemérita Escuela Normal del Estado de Coahuila. Obtuvo el título de licenciado de educación media básica, en lengua y literatura españolas, así como el título de maestro en letras hispánicas en la Escuela Normal Superior del Estado de Coahuila.
Cuenta con una amplia experiencia laboral como profesor desde 1976, desde maestro de grupo a nivel primaria y maestro de español a nivel secundaria hasta catedrático en la Escuela Normal Regional de Especialización, en la Escuela Normal de Educación Preescolar y en la Normal Superior del Estado de Coahuila, así como en la Unidad 51 de la Universidad Pedagógica Nacional y en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Coahuila.
En forma simultánea a sus afanes académicos y profesionales, ha participado intensamente en movimientos políticos y sindicales. Destacó como integrante y secretario general de diversos comités ejecutivos delegacionales de la Sección 38 del SNTE, en Coahuila. En el comité ejecutivo nacional del SNTE también ha tenido las siguientes responsabilidades: secretario de Coordinación Regional III del CEN del SNTE (2000-2004), representante del comité ejecutivo nacional en la Sección 9, y coordinador del Colegiado Nacional de Organización (2004-2011), entre otras.
En el VII Congreso Nacional Extraordinario del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, realizado en febrero de 2018, fue electo secretario general del comité ejecutivo nacional del SNTE, para el periodo 2018-2024.
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