Hace más de 30 años que las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) irrumpieron en el escenario educativo. Gobiernos de todo el mundo han invertido recursos en diversos dispositivos (computadoras, pizarrones interactivos, tabletas), software y conectividad internet, con el propósito de dotar a los estudiantes del siglo XXI de competencias específicas en el uso de las herramientas digitales tan necesarias en la sociedad de la información.
¿Se está logrando el objetivo? La respuesta no es tan simple, como podemos advertirlo en este número de El Mundo de la Educación. Por ejemplo, Larry Cuban, profesor emérito de la Universidad de Stanford y crítico de las TIC en la escuela, considera que éstas han sido un gasto que no se justifica. La idea de que los educadores van a cambiar su forma de enseñar con las TIC y de que el alumnado aprenderá más y mejor, aduce, aún está por verse…
Roberto Shapiro, con gran experiencia en el tema y 17 años al frente de la Unión de Empresarios para la Tecnología en la Educación (UNETE), nos cuenta de alianzas intersectoriales para sortear los obstáculos que supone implementar las TIC en las escuelas públicas de nuestro país. Concede que no se trata de un asunto de computadoras, cables y conexiones. La capacitación y el acompañamiento a los docentes son ingredientes esenciales.
Lo cierto es que las TIC están aquí para quedarse, sostiene Francisco Cervantes Pérez, coordinador de la Universidad Abierta y a Distancia de la Universidad Nacional Autónoma de México, en la charla que tiene con nuestra revista. Este sistema garantiza la inclusión de alumnos en situación de vulnerabilidad y permite concebir esperanzas para la educación superior.
¿Por qué ha sido tan difícil la incorporación de las TIC a la educación? ¿Qué nos falta para que las escuelas estén integradas a la sociedad digital? A estas interrogantes responden los expertos en nuestra sección “Encuesta”. En sus opiniones se vislumbra un complejo proceso que nos lleva a concluir que se han ignorado los aspectos didácticos, organizativos y pedagógicos, centrándose los esfuerzos en tener una capacidad tecnológica instalada o, quizás, en reproducir el mismo currículo en una pantalla.
Otros artículos avivan la discusión de los aspectos señalados, configurando diferentes posiciones. Sergio A. Jaime Mendoza señala que las TIC son meros instrumentos que amplían las posibilidades de la pedagogía sin reinventarla. Amador Menéndez, en su libro Historia del futuro. Tecnologías que cambiarán nuestra vida, reseñado aquí, muestra el poder dinamizador de las tecnologías y cómo han revolucionado el conocimiento con disciplinas como la nanotecnología y la biotecnología. El debate, pues, continúa, y El Mundo de la Educación ofrece una selección bibliográfica y de recursos web con reportes y datos para los lectores que quieran profundizar en estos temas.
Ángel M. Junquera Sepúlveda
Director
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