Eduardo Andrade
Siglo XXI Editores, México, 2017
¿Cómo ser un líder escolar efectivo?, ¿cómo mejorar la cultura del aprendizaje? y ¿cómo identificar buenos maestros?, son sólo algunas de las preguntas que el libro Director de la escuela en el siglo XXI responde.
A través de 11 temáticas, Eduardo Andrade genera una profunda reflexión orientada a ofrecer rutas que permitan atender los grandes desafíos del ámbito educativo.
Desde una estructura didáctica y de fácil lectura, retoma las experiencias y las percepciones de los líderes más relevantes en la materia, y ahonda en las políticas y los métodos de aprendizaje más exitosos del siglo XXI.
Al leer este texto recordé el discurso que José Vasconcelos pronunció cuando ocupó el cargo de rector de la UNAM en 1920. Ya en esos años advirtió: “Los educadores deben tener en cuenta que el fin capital de la educación es formar hombres [y mujeres] capaces de bastarse a sí mismos y de emplear su energía sobrante en el bien de los demás”.
Muy de la mano con estas líneas, Andrade nos recuerda que el maestro, como educador, no debe centrarse únicamente en la transmisión de información; de él es la responsabilidad de formar profesionales inteligentes, creativos y responsables. Bajo el método de competencias, debe potenciar las habilidades cognitivas, metacognitivas y ejecutivas de cada uno de sus alumnos con el fin de que cuenten con las herramientas necesarias para resolver problemas, tanto en el quehacer profesional como en su vida diaria.
Un buen profesor educa, inspira, enseña, se compromete, escucha y encauza las inquietudes de los alumnos para que éstos puedan conformar una visión íntegra de la sociedad.
Pero un gran maestro también requiere ser un buen líder que coordine toda la política educativa y organice de manera eficaz la estructura de la institución que está a su cargo.
Los directores trabajan sobre situaciones muy complejas; tienen la difícil tarea de evaluar la calidad de sus maestros y prestar un buen servicio con una la visión de negocio; ellos requieren desarrollar las competencias de comunicación, iniciativa, autocontrol e inteligencia emocional.
En el marco de los sistemas docentes del siglo XXI, los liderazgos educativos atienden a la figura del director como el conformador de esquemas institucionales exitosos.
Un buen líder en la materia no sólo necesita conocer la institución; también es importante que sepa dialogar con padres de familia, con alumnos y con empleados para hallar puntos de encuentro que permitan generar un trabajo eficaz, con recursos materiales y financieros muchas veces limitados.
Leer el libro de Andrade es encontrar una reflexión sobre el complejo liderazgo educativo, desde un panorama global, desde los retos y las soluciones que se presentan en el proceso de la toma de decisiones y, sobre todo, desde la importancia de atender, con las herramientas suficientes, los nuevos paradigmas de la enseñanza.
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