Sandra Espino y Concepción Barrón (coords.)
Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación, México, 2017
La obra que nos ocupa es una compilación de diferentes textos que giran en torno de un interés común: los procesos de lectura y escritura en los contextos de educación media superior y superior. Coordinada por Sandra Espino y Concepción Barrón, consta de una introducción y siete capítulos elaborados por diferentes autores vinculados a instituciones educativas mexicanas. Todos ellos parten de considerar la lengua escrita como una actividad compleja, social y situada que viene determinada por las convenciones sociales y el contexto sociocultural en el que se inscribe.
Los siete capítulos se vinculan con los tres aspectos mencionados en el título. Concretamente, los cuatro primeros refieren a las aproximaciones teóricas en torno a la temática. En el primer capítulo, titulado “Leer y escribir para aprender en los contextos de educación superior”, Sandra Espino aborda la importancia del uso de los instrumentos y los procedimientos de aprendizaje por parte de los estudiantes en los contextos de educación formal y reflexiona sobre el concepto de aprendizaje como un proceso mediado por la lectura y la escritura. Además, describe y caracteriza los diferentes usos posibles en relación con los instrumentos y los procedimientos de aprendizaje en general, y de la lectura y la escritura en particular, atendiendo a las variables implicadas en dichos usos. En el segundo capítulo, “Agencia, voz y ethos en conflicto. La escritura académica como experiencia de silenciamiento”, Gregorio Hernández se centra en el conflicto que genera a los estudiantes universitarios la escritura académica, definida por éste como una experiencia estresante y silenciadora al no estarles permitido expresar sus ideas cuando éstas se alejan de los cánones establecidos por la academia. El autor presenta algunos testimonios partiendo de su propia experiencia como docente, investigador y director de tesis, y finaliza haciendo un llamado a explorar otras dimensiones para comprender de forma más amplia la relación entre el sujeto y el discurso académico. El tercer capítulo, elaborado por Gerardo Hernández y titulado “Las creencias de escritura en estudiantes de distintas comunidades académicas”, parte de dos cuestionamientos: el primero de ellos, relativo al modo en que las creencias influyen en las actividades de escritura que llevan a cabo los estudiantes, y el segundo vinculado al conocimiento de las formas de escritura académica subyacentes a las distintas comunidades letradas en las disciplinas académico-científicas. El autor reconoce la abundancia de trabajos de investigación que abordan la temática pero refiere a las aún evidentes carencias y lados opacos en el campo y contribuye a ampliar el conocimiento en esta área con los resultados más relevantes de sus investigaciones, realizadas con estudiantes universitarios mexicanos. El apartado relativo a las aproximaciones teóricas finaliza con el capítulo “Creencias epistemológicas y estrategias de lectura de múltiples textos en la formación de investigadores”, cuyas autoras son Mercedes Zanotto y Martha Leticia Gaeta. En él se parte de la importancia de los procesos de lectura académica en la formación de investigadores en los programas doctorales, para la gestión, el análisis y la integración de información proveniente de múltiples fuentes con el objetivo de favorecer la construcción de conocimiento, y de la falta de investigaciones al respecto en el sistema educativo mexicano. Concretamente, las autoras refieren a dos modelos: el modelo interaccional y el modelo de documentos, los cuales explican los procesos de comprensión lectora intra y multitextual y, a su vez, analizan el modelo de múltiples documentos y tareas basadas en la relevancia, evaluación y extracción de contenido, o MD-TRACE, por sus siglas en inglés.
El segundo aspecto tratado en el libro es el relativo a las experiencias aplicadas. Se relacionan con él los capítulos quinto y sexto, en los cuales se presentan dos ejemplos concretos de experiencias aplicadas en las que se utilizan de forma significativa la lectura y la escritura para aprender en contextos de educación superior. Específicamente en el capítulo cinco, “El desarrollo de la lectura crítica a través de la identificación de los aspectos contextuales y discursivos argumentativos como preámbulo a la escritura reflexiva de un ensayo escolar”, de María Alejandra Gasca, se presenta una experiencia educativa realizada con estudiantes del Colegio de Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que cursaban la materia de taller de lectura, redacción e iniciación a la investigación documental III. El objetivo de la misma era desarrollar las habilidades argumentativas en los estudiantes de bachillerato a través de la lectura crítica y la escritura académica de un ensayo escolar con una secuencia argumentativa, como parte de las estrategias de enseñanza-aprendizaje utilizadas en la cotidianidad de sus clases. Por su parte, en el sexto capítulo, titulado “Construcción de un sitio web con relatos digitales personales (RDP) con fines pedagógicos”, Frida Díaz Barriga, Edmundo López y Abraham Heredia presentan el diseño tecnopedagógico de un sitio web denominado Contar historias: relatos digitales personales. Se trata de una experiencia educativa llevada a cabo con estudiantes de posgrado cuyo objetivo era elaborar y compartir los diferentes relatos realizados por los participantes y la comunidad educativa como recursos para el aprendizaje. Ambas experiencias ponen de manifiesto el potencial epistémico de la lectura y la escritura asociado al uso que se hace de ellas durante procesos de enseñanza y aprendizaje específicos.
Y, finalmente, el tercer apartado se corresponde con el último capítulo, titulado “Leer y escribir en la era digital. La escritura interactiva en la educación superior”. Su autor, Alfonso Bustos, reflexiona sobre las perspectivas de futuro de la lectura y la escritura en la educación. Concretamente, parte de la consideración relativa al cambio que ha supuesto en las prácticas letradas la presencia de las tecnologías de interconexión, especialmente en los contextos de educación superior, y presenta un conjunto de ideas que lo ayudan a caracterizar los procesos de escritura mediados por tecnología. Asimismo, hace un llamado a reconocer la potencialidad de la comunicación asíncrona escrita en sus diferentes modalidades (en línea, a distancia, presencial o en modelos mixtos) y a contribuir al fomento del pensamiento crítico y reflexivo, a la negociación de significados y a la construcción colaborativa de conocimiento. El capítulo concluye con la alusión a los retos que las prácticas de escritura en los entornos en línea plantean en el marco de la educación superior.
En conclusión, el libro consigue ampliar la visión general de los aspectos asociados a los procesos de lectura y escritura en los contextos de educación media superior y superior; aporta la mirada de sus autores en relación con la temática desde su vinculación directa con contextos educativos mexicanos; incluye numerosas referencias bibliográficas sobre el tema, y, en definitiva, nos invita a seguir reflexionando sobre el potencial epistémico de la lectura y la escritura.
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