Al planear este número al inicio de 2020, se perfiló una edición dedicada a los derechos de los niños, especialmente al derecho a la educación. Como omniabarcadora es la educación, generalmente se propone un tema central alrededor del cual se agrupan los contenidos de la revista. Siempre, claro está, hay coyunturas que no pueden obviarse, como ahora el coronavirus, evento sin precedentes que ha trastocado la vida cotidiana de la mayoría de los habitantes del planeta, clausurando temporalmente la educación presencial y escolarizada a millones de estudiantes. En la presente edición, el lector encontrará múltiples referencias a este hecho, que curiosamente se enlaza, y muy bien, con el derecho a la educación, preocupación global de países y organismos nacionales e internacionales, que tiene su origen en una visión de la niñez que costó años de trabajo anclarla en las constituciones nacionales, siendo los niños titulares legales de este derecho.
El derecho a la educación comienza desde el nacimiento. Marinela Servitje nos comenta en entrevista que en la última reforma mexicana de 2019 el artículo tercero constitucional ya reconoce el derecho de los niños desde la educación inicial, justo el tema de Clase 2020 (Cumbre de Líderes en Acción por la Educación), que ella organiza y que se llevará a cabo de forma posterior a la pandemia.
Vital Didonet, el gran pedagogo brasileño que hace más de 25 años actúa en el área de los derechos del niño, especialmente en las políticas públicas de educación, comenta en entrevista que ve una infancia en abandono, e insiste en que más allá de la enseñanza obligatoria y gratuita el derecho a la educación debe abarcar otras dimensiones.
Garantizar el derecho a la educación implica dar respuesta a las cuatro A’s propuestas por Katarina Tomasevski, quien afirma que todo sistema educativo debe ofertar educación (Availability), accesible para todos los ciudadanos (Accessibility), con una calidad aceptable (Acceptability) que se adapte a las necesidades de los niños (Adaptability). Hoy en día, ante la epidemia del coronavirus, el cumplimiento de este derecho se ve afectado en las cuatro dimensiones y el reto es lograrlas desde prescolar hasta educación superior.
Estamos ante una situación que bien podríamos denominar a.C y d.C. en las formas de trabajo de los centros educativos. Antes y después del coronavirus. Se ha abierto la puerta para implementar nuevas formas de trabajo, pero se constatan las desigualdades educativas que existen en el país y que vulneran el derecho fundamental de disponer, acceder y experimentar un proceso de escolarización. Se pondrán al descubierto desigualdades en la utilización de plataformas, conectividad y habilidades digitales. Llevamos años hablando de la importancia de las tecnologías en la educación y la comunicación entre padres de familia y escuela y de repente ambas actividades se imponen en lo concreto y su adopción no es voluntaria, sino que se torna en una cuestión supervivencia.
En la sección Encuesta, expertos y docentes contestan qué estrategias están empleando para dar continuidad a los aprendizajes de sus alumnos durante este semestre. Con diferentes capacidades tecnológicas instaladas, sorprende la creatividad y la sensatez de los profesores. ¿Estamos ante una reinvención de lo escolarizado? Vendrán después estudios sobre cómo los estudiantes pasaron este semestre, su percepción y sus aprendizajes. Estamos en un gran laboratorio de experimentación del que aprenderemos mucho.
Pilar Baptista Lucio
Presidenta del Consejo Editorial
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