Pese a la continuidad que se ha querido dar a los estudios de niños y jóvenes, hay cifras preocupantes que indican que existe una gran cantidad de personas con los estudios truncos y que interrumpirán su trayectoria escolar principalmente porque necesitan ayudar a la economía familiar. Luego, los esfuerzos de la Secretaría de Educación Pública (SEP), de directores escolares y de docentes, no han sido suficientes para paliar la devastación económica de la pandemia del Covid-19. Sin cortapisas, Eduardo Andere, nuestro entrevistado, la llama una tragedia educativa que ha requerido atención quizás más fina, más enfocada en diferentes grupos y regiones, aunque el autor afirma que “la grandeza de la SEP es también su debilidad para moverse más ágilmente”.
La emergencia del Covid-19 ha puesto a prueba las capacidades tecnológicas de docentes y hogares y las competencias en el uso de las tecnologías de la información y la comunicación de los alumnos, tema que se debería haberse fortalecido desde hace años, como señala la periodista Elsa Díaz Coria.
Dos instancias fundamentales, que ahora necesitamos más que nunca, habían sido olvidadas o relegadas: el papel de la crianza y de la familia en la educación para manejar las competencias del siglo XXI en cuanto a tecnología e información, con una veloz y eficiente infraestructura en el país, pues no se trata sólo de tener la tecnología y la conectividad, sino de enseñar con estas herramientas. Siempre fuimos omisos en estas cuestiones y ahora nos damos cuenta de su ausencia, cuando hay que abocarnos a ellas a toda prisa.
En su artículo, Flor Martell nos habla de las lecciones que hemos aprendido, pues asegura hay que asumir esta crisis sanitaria como una oportunidad para aprender qué hemos hecho bien y qué podemos hacer mejor. Una de esas cosas es el manejo de la disciplina en el hogar, que se vuelve fundamental para manejar horarios y cumplir con las metas educativas, que suelen ser diferentes según los niños y los jóvenes de la casa. Además de apoyar con los aprendizajes, hay que tomar en cuenta que los padres de familia siempre están enseñando con el ejemplo, por lo cual ahora es fundamental la disciplina que debe prevalecer en las actividades de la familia. La gestión del tiempo, el cumplimiento de las tareas en el hogar y el afrontamiento de esta crisis constituyen las verdaderas enseñanzas de la experiencia del confinamiento.
Los protagonistas de este número de El Mundo de la Educación son los padres de familia, cuyas voces resuenan en la sección “Encuesta”, donde responden a la pregunta: “¿Cuál ha sido tu rol como educador de tus hijos durante la pandemia?” Y afirman: “Ha sido uno de los roles más difíciles de mi vida”; “Me gustaría que los profesores se concentraran más en la parte emocional”; “Me ha permitido involucrarme en la educación de mi hijo”; “Ha sido un desafío motivar a un niño que cree que está de vacaciones”; “Lo que me ha costado más trabajo es establecer un ritmo de trabajo”; “Nunca había tenido tanto tiempo de platicar con mis hijos y eso ha redituado mucho en la manera de hacer compromisos y acuerdos”; “Me ha hecho reflexionar sobre el rumbo que ha de tomar la educación”; Ha sido “una época de muchas dudas e incertidumbres: inscribir a los hijos en escuela pública o privada. Tomar clases en casa o privadas o en línea”; “Lo cierto es que tenemos que seguir preparándonos”; “Tengo hijos en bachillerato. La pandemia los metió a la casa y finalmente es el lugar más seguro”; “Aún hay mucho por aprender y tenemos seguir fortaleciendo el vínculo entre maestros y padres de familia”…
Por su parte, Elvia Garduño Teliz, doctora en educación, opina que en estos tiempos la enseñanza requiere más inversión por parte del Estado para mejorar el acceso a la tecnología para todos, pues hay muchas brechas que reducir. A las familias aconseja resiliencia, creatividad e imaginación para salir adelante.
Además, una experiencia danesa nos ofrece diferentes vías a padres y docentes para construir una verdadera comunidad educativa, tema en el que Dinamarca tiene una gran tradición desde 1974. Otra experiencia que puede resultar interesante para los padres de familia es la que representa Kalapa, colegio bilingüe en Colombia, que revela las claves para que el niño sea director de su propio aprendizaje.
Fortalecer el vínculo escuela-familia es, pues, esencial porque constituye una gran oportunidad de influir en todos los aspectos de la vida de los estudiantes e, incluso, en la educación alimentaria, como propone uno de los artículos que presenta la revista.
Finalmente, como ya es costumbre, se proporcionan reportes y enlaces sobre el tema que se aborda. En este caso, acerca de la familia y la educación.
* Presidenta del Consejo Editorial.
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