De los 8,504 posgrados activos en México, sólo 25.3% son considerados de calidad. Peor aún, en el caso de las maestrías en humanidades y ciencias sociales sólo 11% son parte del Programa Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC) del Conacyt.
De acuerdo con el informe correspondiente al periodo 2014-2015 de la Subsecretaría de Educación Superior Universitaria de la Secretaría de Educación Pública (SEP), la oferta mexicana de posgrado asciende a 11,147 programas. Sin embargo, sólo se encuentran activos 8,504, de los cuales 2,155 son parte del PNPC del Conacyt, lo que equivale a 25.3 por ciento.
En el doctorado se tiene una participación en el PNPC de 54%. En ciencias básicas la cobertura es de 86%, mientras que en ciencias aplicadas asciende a 89%. Sin embargo, hay un claro rezago en cuanto al área de ciencias sociales y humanidades, pues sólo 37% son considerados de calidad.
Más preocupante es la estadística en torno de las maestrías, pues sólo 21% son consideradas de calidad. En ciencias básicas el PNPC cubre 58% de la oferta nacional y para las aplicadas tiene un alcance de 59%. En ciencias sociales y humanidades sólo hay una participación de 11%, siendo ésta la proporción más baja en calidad académica de posgrados.
Tomando como base los posgrados de calidad, no hay una especial predilección por los posgrados en humanidades: 15% del total son posgrados en ciencias básicas, 49% en ciencias aplicadas y 36% en ciencias sociales y humanidades.
Sin embargo, hay una clara desproporción de esta última área cuando se trata de la oferta nacional, pues ocupa 67.9% de la totalidad de los posgrados. El hecho de que exista desproporción en la oferta nacional que es inexistente dentro del PNPC sugiere que la proliferación de estudios de posgrado en humanidades en realidad se debe a la creación desmedida de programas de mala calidad.
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