Alrededor de 25 millones de escolares iniciaron el ciclo 2017-2018, hecho significativo no solamente por su magnitud y su escala, sino porque dio comienzo a la implementación del llamado nuevo modelo educativo, tema de este número de El Mundo de la Educación, que presenta al lector a través de algunas de sus aristas: ¿de qué se trata este modelo educativo?, ¿cuáles son sus fortalezas y cuáles sus desafíos?
Carlos Ornelas, uno de los académicos más emblemáticos en el mundo educativo de México, lo analiza desde la complejidad de diversos actores y nos habla de sus antecedentes y sus aspectos políticos. Por su parte, el secretario de Educación de Sinaloa, Enrique Villa Rivera, nos platica acerca de las estrategias que seguirá para sortear los problemas del modelo en su estado.
El artículo de Federico Malpica analiza el matiz pedagógico y microsocial, precisando que la clave para hacer realidad hacia adentro de cada escuela la implementación de los cambios requeridos, es la participación de los miembros de la comunidad escolar, alineándose todos a una misma meta. La pregunta “¿Hacia dónde se dirigen los aprendizajes de los niños mexicanos?” tiene que quedar despejada para directivos, supervisores, docentes y también para los alumnos.
Los esquemas de Cecilia la Calle y de la propia Secretaría de Educación Pública, que tiene en su página web interesantes gráficas informativas, sintetizan cuáles son las metas y los objetivos de este modelo educativo.
Uno de los ejes curriculares más controvertidos es el del desarrollo socioemocional de cada niño. Al respecto, Maribel Gutiérrez y Margarita Espinosa subrayan la importancia de este tema y dan en el clavo al señalar que, para llevarse a cabo, el docente tendrá que reaprender muchas cosas para aprovechar un espacio curricular que había quedado olvidado. Refuerza esta posición el artículo de J. A. Planas, quien declara que la educación emocional constituye la nueva revolución educativa de los próximos años. Como añade J. Rogero Anaya, en su artículo sobre los dos paradigmas educativos con los que tendremos que convivir los próximos años —el instruccionista y el integral—, necesitaremos como sociedad que este último triunfe.
Contrapunto literario de este número sobre reformas y modelos curriculares son las reseñas que presentamos sobre libros y teatro, las cuales dejan de manifiesto por qué los sistemas educativos pueden fracasar y sus propuestas de mejora quedarse como mero discurso, si en la familia y en el aula padres y maestros no están en concordancia con la convivencia social y la paz. El ejemplo son ellos mismos.
* Director general de El Mundo de la Educación.
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