Mario Alberto Rodríguez Casas es un politécnico de cepa. Se ha desempeñado como alumno, profesor, investigador en ciencias bioquímicas, director de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, director de áreas en la administración central y, actualmente, director general del Instituto Politécnico Nacional (IPN). En esta entrevista nos brinda un panorama de esta institución de educación superior, fundada en 1936 por el presidente Lázaro Cárdenas y que actualmente reporta una matrícula de 178,492 estudiantes, desde nivel medio superior hasta posgrado.
¿Cómo encuentra al IPN ahora que llegó a la Dirección General? ¿Cuál es su diagnóstico?
Al iniciar mi administración me encuentro con un Politécnico vivo, vibrante, pero anhelante de una transformación académica y administrativa. También me lo encuentro con la vida normal, con alumnos en las aulas, con investigadores en sus laboratorios, pero sobre todo con los alumnos ávidos de tener una educación de excelencia y con profesores comprometidos con la enseñanza y la investigación y el apoyo de personal administrativo que brinde asistencia a la educación para propiciar el desarrollo de las actividades académicas. Todos coadyuvando desde su trinchera administrativa o académica, pero todos plenos de esperanza de ver a la institución posicionada a nivel internacional entre las mejores del mundo. Persiguiendo día con día de hacerle honor a nuestro lema: “La técnica al servicio de la patria”, porque ése es nuestro orgullo. Creo que ser politécnico y ser persona para nosotros no tiene línea de separación. Se siente y se vive a cada día.
Pero en sus primeros discursos como director general habla de la necesidad de reconstruir y fortificar la cohesión interna del IPN. ¿Hay una grieta?, ¿hay tensiones? ¿Cómo lo describiría usted?
Hablaría yo de discontinuidades, que no grietas, en el trabajo cotidiano del IPN. Tensiones sí, dado el tamaño, la escala y la diversidad de la institución. Nos enriquecemos de la diversidad pero la unión tiene que trabajarse. Yo les digo a los directores que no los quiero encerrados en sus oficinas; todos tenemos que estar cerquita de la comunidad, de los alumnos, de los profesores. Eso propicia unidad y estímulo para la producción.
Por otra parte, es cierto que en los últimos cinco años el IPN se vio inmerso en movimientos estudiantiles que lo convulsionaron, con escuelas cerradas por los alumnos. Como consecuencia del movimiento de 2014 se generaron acuerdos con los estudiantes, algunos de los cuales no han sido cumplidos. La Asamblea General Politécnica (AGP) es un conglomerado estudiantil que representa a una parte del total de la matrícula del IPN, que, como todos los que constituimos la comunidad de esta gran institución educativa, tiene marcado interés en que situaciones que considera incorrectas para la misma sean planteadas adecuadamente y se resuelvan. Nosotros les daremos seguimiento y la importancia que los propios estudiantes le quieran dar. Esta dirección siempre será respetuosa de las representaciones estudiantiles, buscando una estabilidad firme y permanente para la institución y una unión que propicie el crecimiento académico del IPN.
¿Cuáles son las áreas prioritarias que ha planeado atender durante su gestión?
Cuando yo tomé la Dirección General, a finales del año pasado, en una fecha muy mexicana —el 20 de noviembre— establecí cinco ejes para lograr una transformación institucional con impacto en el desarrollo nacional. Lo que quiero es recuperar esa esencia del Politécnico al servicio a la nación.
El primer eje es calidad y pertenencia educativa en un modelo educativo institucional que permita movilizar los activos institucionales hacia la calidad y la innovación educativa, la investigación científica y el desarrollo tecnológico. Esto implica cambios importantes en las formas tradicionales de conducir y realizar el quehacer académico, que tendrá que transitar hacia un mayor número de experiencias formativas en situaciones reales y procesos de aprendizaje orientados al alumno. Luego, se requerirá evaluar y rediseñar los programas académicos acordes con las nuevas situaciones de aprendizaje, con aseguramiento de la calidad educativa a través de la acreditación de la totalidad de los programas académicos.
El alumno debe ser el corazón de la enseñanza. Necesitamos tener carreras pertinentes a lo que está demandando la sociedad. En este mismo eje, otro elemento importante es el personal docente. Las competencias necesarias para la enseñanza. La renovación de la planta docente y administrativa también es una demanda urgente de la comunidad.
¿Vislumbra en todas estas transformaciones a un alumno ávido de renovaciones y a un docente con resistencia al cambio?
Éste es un programa de trabajo; no es exclusivo del director general sino de toda la comunidad del Politécnico que debe hacer suya la propuesta para llevarse a la práctica por los profesores, los alumnos y los administrativos. Cada sector tiene sus intereses y sus preocupaciones. Por ejemplo, el personal académico está preocupado por ser reconocido intelectualmente, desde el punto de vista de la autoridad, como un elemento fundamental en el trabajo docente y de investigación, y que esto se vea reflejado en su situación laboral: certeza en el empleo, reconocimiento de méritos a través de becas y estímulos, participación en esquemas de actualización y mejora de sus habilidades para el trabajo en grupo o en equipo, tanto en la institución como en estancias de colaboración en otras instituciones académicas, ya sea en el país o fuera del mismo. Los estudiantes quieren cursar programas académicos pertinentes desde el punto de vista ya sea de los empleadores o del consumo de bienes y servicios que pueden generar si al egresar deciden incursionar por su cuenta en el mercado de los mismos, es decir, si deciden ser emprendedores-innovadores.
¿Cuáles son los otros ejes prioritarios de su programa de trabajo?
La cobertura estudiantil es el segundo eje, que implica potenciar la calidad en la atención a los estudiantes politécnicos para que cuenten con las mejores condiciones para su permanencia y la conclusión de sus estudios. Ello conlleva un nuevo sistema de administración escolar, acciones de infraestructura y equipamiento de laboratorios. Se trata de consolidar lo que tenemos, y pensando en un crecimiento planeado y responsable que apunte en primera instancia a potenciar la calidad de la atención .
El tercer eje prioritario es la generación de conocimiento para la solución de problemas nacionales, estableciendo una agenda de ciencia y tecnología que incluya los grandes problemas nacionales, lo que supone revisar y replantear las líneas de generación y aplicación de conocimiento y las formas de organización de la investigación. En resumen, realizar más y mejor investigación, con un mayor número de investigadores politécnicos en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y un mayor número de programas de posgrado en el Padrón Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC)
El cuarto eje es el compromiso social, que se refiere entre otras cosas, a la vinculación con el sector productivo y social, a la movilidad docente y a la internacionalización de estudiantes y académicos. La innovación es un área de oportunidad importantísima para el politécnico, pero debemos tener un programa más sólido para potenciar esa innovación vinculándonos con sectores productivos que la demandan.
Se presentan grandes desafíos en cada eje, muchos flancos que atender y que deberán estar alineados a un plan estratégico; en fin, tiene usted por delante un gran trabajo de comunicación…
Sí, es un programa ambicioso y requiere el quinto eje, que tiene que ver con la gobernanza y la gestión institucional, pues sin gobernabilidad y gestión institucional nada de lo que he mencionado se podrá lograr.
Necesitamos hacer una revisión muy profunda de los procesos administrativos y establecer una administración sensible a las demandas y los requerimientos de su comunidad que escuche y atienda a los diferentes sectores. Asimismo, requerimos alianzas estratégicas internas y externas para la organización responsable e incluyente del Congreso Politécnico, a partir del cual se generen propuestas que permitan enriquecer y fortalecer el proyecto de transformación del IPN. Sí, habrá una planeación estratégica pero participativa, una operación transparente en todas las dependencias académicas y administrativas, con procesos de rendición de cuentas.
Hablando del tercer eje sobre generación y aplicación del conocimiento, hay varias áreas de investigación donde el IPN es excelso. ¿Cuál le gustaría resaltar?
Es una pregunta muy difícil precisamente por la calidad que tiene el IPN en la investigación que realiza y seguramente dejaré muchos temas sin mencionar. Pero en el área de ciencias médico-biológicas puedo resaltar la investigación que se extiende desde los aspectos fundamentales de la inmunología hasta la ciencia y la tecnología de los alimentos, pasando por la producción de la tinta indeleble utilizada en los procesos electorales de México y que es requerida por otros países. Medicina tiene proyectos de investigación de punta en el área fisiológica con investigadores que publican resultados con impacto a nivel mundial. También se realizan importantes estudios en materia ambiental, como los relacionados con la construcción del nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México.
En el área de ciencias sociales y administrativas hay estudios muy relevantes sobre la gestión estratégica de la innovación tecnológica social y educativa. La investigación en el área de las ingenierías y las ciencias físico-matemáticas es muy amplia y variada. Actualmente hay un fuerte impulso a la investigación de materiales y nanomateriales, de los desarrollos de prótesis, de la generación de energía eléctrica, de proyectos relacionados con el impulso del sector energético de los hidrocarburos y los biocombustibles, así como importantes estudios de seguridad informática.
¿Cuáles han sido las principales contribuciones del IPN a nuestro país?
Lo puedo decir de una forma muy sencilla: no se entendería al México de hoy sin la existencia del IPN. Lo anterior lo sustentan 82 años de vida institucional y cerca de un millón de egresados. Sólo por dar unos cuantos ejemplos, está el papel que han jugado los ingenieros politécnicos en Petróleos Mexicanos, en la Comisión Federal de Electricidad, en las telecomunicaciones y en la construcción de presas y carreteras; la invención y aplicación del Interferón, factor de transferencia para solucionar problemas médicos; la contribución al campo microbiológico; el papel de médicos y enfermeras en la atención de la salud de los mexicanos; las aportaciones en biotecnología y robótica… Sin dejar de mencionar la contribución de contadores, administradores y economistas egresados del IPN al sector público y privado. Sin estos politécnicos no seríamos el México que tanto queremos y que tanto admiramos.
Leí en su semblanza curricular que en sus años como profesor obtuvo la beca de excelencia docente. ¿Cuál debe ser la esencia del profesor politécnico?
Entre las funciones sustantivas como entidad educativa están la investigación, la integración social y, desde luego, la docencia. El profesor del IPN debe poseer, además de una sólida formación teórico-experimental en las áreas en las que se desempeña, una adecuada formación docente para poder interactuar con los estudiantes, y, de preferencia, un uso eficiente de los recursos tecnológicos de comunicación. También debe conocer la integridad del mapa curricular en el que se ubica la unidad de aprendizaje en la cual se desempeña, y en ese sentido, propiciar la unicidad de la misma con el conjunto. Con estos conocimientos y estas habilidades, el profesor de cada programa académico que se imparte en la institución, en cualquiera de los niveles educativos que ofrecemos —medio superior, licenciatura y posgrado— siempre debe motivar el aprendizaje de los estudiantes y lograr el perfil de egreso que ubicará al joven en el contexto laboral.
Durante su trayectoria académica, ¿imaginó en algún momento llegar a ocupar la Dirección General del IPN?
En algún momento de su vida, todo egresado de un programa académico de licenciatura de una institución superior imagina incorporarse, por un lado, al mercado de trabajo, pero también regresar como docente a la institución en la que se formó. Como un paso ulterior, desempeñarse como directivo de esa misma institución.
Los egresados del IPN no somos ajenos a esta visión imaginaria; los que nos formamos en el posgrado y en la investigación aprendemos muy pronto que no es posible generar productos sin continuar con el proceso de aprendizaje, formulación de hipótesis, experimentación y obtención de resultados. Más tarde hay que darlos a conocer de manera clara en publicaciones de amplia difusión.
En toda esta labor hay que bregar en contra de reglamentos opresivos que pensamos detienen nuestro trabajo. Cuando aprendemos a lidiar con ellos en su terreno y les ganamos, nos damos cuenta de que la gestión es espacio propio para nuestra actuación. Quienes no somos nativos de disciplinas sociales y administrativas caemos en la cuenta que el estudio de teorías complejas y las horas de trabajo arduo en el laboratorio rinden su fruto y podemos discurrir en las áreas de mando y la dirección. Cuando esto pasa, incursionamos en las acciones de formación para este propósito. Y así nos ubicamos en la posición de ser directivos de alto nivel.
Me llamó la atención al leer su currículo que además de sus carrera académica en ciencias biológicas, realizó una maestría en gestión y política universitaria. ¿Le dieron estos estudios coordenadas útiles para los puestos de gestión?
Sí, pues al empezar a desempeñar cargos administrativos identifiqué aspectos que me estresaban. ¿Por qué? Porque me faltaban conocimientos administrativos. Así que sentí la necesidad de prepararme en este campo y busqué un programa académico que me diera las herramientas necesarias. El programa elegido en la Universidad de Cataluña me permitió valorar las funciones de planeación, presupuestos, evaluación y rendición de cuentas, así como de aquellas actividades que permiten obtener recursos para la ejecución de programas de trabajo y lograr que la labor docente, de investigación y de integración, se pueda realizar de acuerdo con lo esperado. Obtuve elementos teóricos y técnicos de mucha utilidad; por ejemplo, sobre diferentes modelos educativos en el mundo, sobre diversas metodologías de desarrollo curricular, sobre manejo de conflictos y sobre cómo acercarse a la autoeficiencia financiera. Estos estudios me proporcionaron un andamiaje que me ha servido muchísimo al momento de aplicar procesos de administración.
Finalmente quisiera preguntarle: dada la importancia y magnitud de esta casa de estudios, ¿corre peligro su estabilidad ante los difíciles meses que vienen antes de la elección?
Definitivamente no, y ahí sí soy muy categórico. El Politécnico es una comunidad amplia y plural. Aquí tenemos de todos los colores; a lo mejor hay más de un color que de otro pero tenemos de todos los colores. Sobre todo tenemos cabida para todas las formas de pensar y de actuar y con respeto a los planteamientos que pudieran tener los diferentes candidatos. Y he dicho que el que quiera venir al Politécnico, que venga. Aquí vivimos una experiencia democrática importante en la selección de los directivos, que es por votación. Confío mucho en la madurez del Politécnico. Siento que es una comunidad madura que respeta a quienes piensan diferente y a quienes tienen preferencias partidistas distintas. Ése es el otro nuevo Politécnico que las generaciones ya no tan jóvenes estamos redescubriendo, su apertura a otras preferencias y a otras maneras de pensar de manera natural, como debe ser. Hay pasiones, somos humanos, pero confío en la responsabilidad de mi comunidad.
* Directora de Posgrados e investigadora de la Escuela de Pedagogía de la Universidad Panamericana.
Deja una respuesta