Profesora de ciencias de la educación y psicología y especialista en la formación de profesores de todos los niveles educativos en escuelas púbicas y privadas, Rebeca Anijovich explica la importancia de que los docentes lleven a cabo un proceso sistemático de reflexión sobre sus propias prácticas, aprovechando su reciente viaje a México para participar en las Jornadas Internacionales de Práctica Reflexiva, México 2019.
Háblanos un poco de tu trayectoria profesional. ¿Cuál fue un hito en tu carrera para que te dedicaras al estudio y la formación de docentes con práctica reflexiva?
Son varios los hitos que me llevaron al interés por el tema. Por un lado, la participación en grupos de estudio acerca de diferentes temas, a lo largo de mi formación, que tenían en común la reflexión sobre prácticas pedagógicas en distintos ámbitos institucionales.
Por otro lado, la maestría que cursé en la Universidad de Buenos Aires sobre formación de formadores, en la cual aprendí a trabajar con una variedad de dispositivos favorecedores de prácticas reflexivas.
También identifico formadores que dejaron huellas en mi recorrido, de los cuales aprendí acerca de cómo analizar las prácticas y cómo ese análisis puede contribuir a la mejora de los aprendizajes de los estudiantes y a los modos de enseñanza de los docentes.
¿Qué es la práctica reflexiva en la formación de la docencia?
Se trata de una práctica sistemática de reflexión tanto en lo referido a la propia biografia escolar del sujeto en formación, como de su futuro desarrollo profesional. Implica una actitud reflexiva y autónoma, ya que se trata de una praxis que se desarrolla en situaciones siempre singulares y que no se puede reducir al aprendizaje de técnicas que se aplican o se reproducen. La enseñanza es una actividad práctica caracterizada por la simultaneidad y la inmediatez, provista de enfoques teóricos.
Si consideramos, por ejemplo, los aportes de Donald A. Schön a través de lo que denominó enmarcamiento y reenmarcamiento, que es lo que los profesionales hacen con las situaciones complejas que enfrentan en su práctica, a partir de marcos interpretativos elaborados con el conocimiento del que disponen (Schön, 1983), estos marcos interpretativos ponen foco en diversos aspectos como el aprendizaje, la enseñanza, etcétera, a partir de los cuales se hacen el enmarcamiento y el reenmarcamiento.
Podemos situar la práctica reflexiva en el paradigma reflexivo-crítico que pone a disposición de los profesionales una variedad de dispositivos para poder pensar y actuar sobre sus propias prácticas.
¿Qué características debe tener la práctica reflexiva para que sea efectiva? Es decir, ¿qué es práctica reflexiva y qué no es? o ¿con qué no debemos confundirla?
Se trata de un compromiso individual, activo por parte del profesional y, a su vez, colectivo, que conforma comunidades de práctica. Necesita ser comprendida como reconstrucción crítica de la experiencia personal y también en relación con los otros —colegas, estudiantes y formadores—.
Implica examinar respuestas, creencias y supuestos para iluminar las situaciones sobre las que es necesario pensar.
Supone nuevas comprensiones que se incorporan a las experiencias profesionales, enmaracdas en contextos sociopoliticos.
Se trata de explorar las propias experiencias desde lo cognitivo y desde lo emocional.
Una idea muy instalada es que el motor que provoca la reflexión sólo es un problema, limitando de este modo la potencialidad de la práctica reflexiva. La otra idea es que todas las personas reflexionan y esto es inherente al ser humano; pero eso no significa que dicha reflexión produzca aprendizajes.
¿Qué características debe tener un formador de formadores desde la práctica reflexiva?
Algunas de las características que podemos identificar en un formador son: capacidad de escucha, capacidad para trabajar de manera colaborativa, capacidad para aprender a aprender, autenticidad, capacidad para comunicar ideas con claridad y capacidad para mirar desde varias perspectivas. Es alguien que se cuestiona qué, por qué y cómo hace y se pregunta qué, por qué y cómo lo hacen otros.
¿Nos puedes contar acerca de algún caso de éxito en la formación de docentes bajo los parámetros de la práctica reflexiva?
En el plan de estudios del profesorado universitario de la escuela de educación de la Universidad de San Andrés se diseñó una materia transversal a toda la cursada que se llama análisis y reflexión de la práctica educativa y que se organiza en torno de cuatro dispositivos para favorecer la práctica reflexiva: observaciones de clases, prácticas simuladas, prácticas en contextos reales y un portafolios que da cuenta del recorrido de cada participante durante los 18 meses de duración del programa.
¿Qué experiencias internacionales has tenido en la formación de formadores y cómo han sido?
En Montevideo, Uruguay, se llevó a cabo un Programa de Formación de Formadores dirigido a los capacitadores de distintas áreas disiciplinares durante 2017.
En Buenos Aires, dentro del Simposio Internacional de Práctica Reflexiva, se llevó a cabo el Primer Seminario de Formación de Formadores en Práctica Reflexiva.
Ahora en 2019 en la Universidad Panamericana de la Ciudad de México se llevó a cabo el Primer Seminario de Formación de Formadores en Práctica Reflexiva.
Estas experiencias han nucleado a profesionales de distintas áreas como educación, salud, derecho, entre otras.
Para saber más:
- Perrenoud, P. (2004), Desarrollar la práctica reflexiva, Graó, Madrid.
- Anijovich, Cappelletti, Sabelli y Mora (2009), Transitar la formacion pedagógica, Paidós, Buenos Aires.
- Souto, M. (2016), Los pliegues de la formación, Homo Sapiens, Rosario.
- Domingo, A. y M. Gómez Seres (2014), La práctica reflexiva, Narcea, Madrid.
- Anijovich y Domingo (comps.) (2017), La práctica reflexiva. Escenarios y horizontes, Aique, Buenos Aires.
- Plataforma internacional de práctica reflexiva: https://practicareflexiva.pro/.
- Dewey, J. (1989), ¿Cómo pensamos?, Paidós, España.
Rebeca Anijovich es profesora en psicología y ciencias de la educación por el Instituto Nacional Superior del Profesorado Joaquín V. González, especializada en formación de formadores por la Universidad de Buenos Aires. Cursó un posgrado en diseño de materiales didácticos en entornos virtuales de aprendizaje en la Universidad Oberta de Catalunya (España) .
Es docente en las universidades de Buenos Aires y San Andrés, y en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.
Dirige proyectos de investigación en la Universidad de Buenos Aires sobre temas vinculados a la formación docente de profesionales.
Su trabajo teórico y práctico se centra en tres ejes: la formación docente en distintos niveles de escolaridad, la formación de formadores de docentes desde la perspectiva de prácticas reflexivas y en el campo de la didáctica: enfoques de enseñanza centrados en la comprensión profunda y en el reconocimiento de las aulas conformadas por diversidad de estudiantes y modos de evaluación alternativos.
Durante ocho años trabajó en la Escuela de Educación de Harvard como tutora de los cursos en línea de enseñanza para la comprensión. Participa en congresos y simposios internacionales y es autora de diversas publicaciones, libros y artículos en revistas internacionales de investigación educativa.
* Doctora en pedagogía por la Universidad de Barcelona. Profesora de la Universidad Panamericana.
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