Mariano Fernández Enguita
Morata, Madrid, 2018
El conocido sociólogo de la educación Mariano Fernández Enguita se ha destacado por su estudio y su denuncia del fracaso escolar español. Para él, las aulas estorban. Se requiere otro ámbito para aprender. Reformemos la escuela pública de todos, antes de que —como siempre— se aprovechen los más afortunados. Lo dice un sociólogo valiente que denunció la selectividad y el fracaso escolar español tan elevado. No es admisible que la escuela origine más desigualdad que la misma procedencia familiar. Hace muy bien en insistir: debemos reformar todas las escuelas. Y deprisa. Algunas privadas, concertadas o no, ya han comenzado. La escuela pública y su profesorado tienen que corregir sus defectos —plantillas inestables, corporativismo, etcétera— porque es la escuela de todos.
A partir de ahí, la síntesis de Enguita hacia la hiperaula y el aprendizaje en equipos y por proyectos, etcétera, es sencilla: no hay que desescolarizar la sociedad (capítulos 1 y 2), sólo desenjaularla (capítulo 3) y aprovechar el nuevo entorno digital (capítulo 4). Lo ha de hacer cada centro (capítulo 5), con un profesorado más profesional y en equipo (capítulo 6).
Y, entonces, ¿qué nos falta en el libro? A lo mejor, dilucidar si lo peor de la crisis está en lo escolar o en lo educativo. ¿No va a dejar la escuela de servir al feroz sistema competitivo y capitalista? A un sociólogo también podemos pedirle que sugiera los aprendizajes necesarios para educar(nos) mejor como personas en plena era digital, global, científica y neoliberal. Pedagogos como Freire y Milani, que conozco mejor, bebieron en lo social la pedagogía necesaria y urgente. Y luego intentaron lo más difícil todavía: conducir sus didácticas hacia lo educativo con el fin de que aprender sirviera para tejer hoy las mejores relaciones humanas.
* Director de la revista Educar(NOS). Extracto de la reseña publicada originalmente como “Liquidar las aulas para salvar la escuela. Una propuesta de Mariano Fernández Enguita”, Cuadernos de Pedagogía, núm. 494.
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